Comenzamos diciembre y a lo largo del 2024 se ha hablado bastante del sol peruano y de su fortaleza para resistir los complejos contextos internos y externos. Incluso, en Bolivia, muchas personas comenzaron a comprar soles ante la escasez de dólares como un activo refugio ante la inflación y una forma de preservar sus capitales.
Y es que un dato es claro: el sol es una de las monedas que menos se ha devaluado en Latinoamérica. De hecho, las estadísticas del tipo de cambio interbancario que monitorea del Banco Central de Reserva muestran que el dólar cerró el 2000 en 3.53 soles por dólar y desde entonces su variación ha sido mínima, llegando a tocar un mínimo de 2.55 soles al cierre del 2012 y un máximo de 4.13 soles en setiembre del 2021 por la coyuntura política y en noviembre de este año cerró en 3.739 soles en la compra y 3.745 en la venta.
Como se puede ver de esta ligera variación en más de dos décadas, luego de la crisis económica que afectó al Perú en la década de los 80 y 90, la moneda peruana ha sabido soportar efectos climáticos como el fenómeno El Niño, crisis políticas como el cierre del Congreso, vacancias presidenciales, elecciones y constantes protestas sociales. Esto, en cualquier otro país, hubiera impactado de manera más marcada en su moneda.
“El sol peruano ha tenido un buen desempeño desde hace dos décadas y media, si uno mira la depreciación del 2001 hasta la fecha, esta ha sido de un 7% en 25 años respecto al dólar, en cambio otras monedas de la región, por ejemplo, el peso colombiano y el peso chileno se han depreciado 90%, mientras que el peso mexicano y el real brasileño se devaluaron 190% aproximadamente en cada caso”, indicó el economista jefe del BBVA Research en Perú, Hugo Perea, al diario El Peruano.
Asimismo, destacó que son los “fundamentos macroeconómicos” del Perú, los que han permitido mantener a nuestro sol como una moneda relativamente estable ante otras economías de la región.
Uno de los primeros factores: la inflación promedio
Hugo Perea explica en un informe de la agencia Andina que, desde febrero de 1997, el Perú tiene una inflación promedio de un solo dígito debido al entorno de estabilidad monetaria sustentado en la autonomía del Banco Central de Reserva (BCR), la cual es muy fuerte y está sustentada en la Constitución y en su ley orgánica.
“Otro factor fundamental importante es que hoy día el Perú no tiene desbalances externos, no tiene déficit externo, de hecho, tenemos superávit en las cuentas externas, si tuviéramos déficit, eso significa que el Perú necesitaría financiamiento externo y eso podría presionar la moneda. Pero no estamos viendo esa situación”, señala.
El especialista también destacó que, si bien se ha registrado algún deterioro en los indicadores fiscales del país, estos siguen siendo “bastante sólidos” y reconocidos por los agentes económicos. Además, resaltó la buena labor del BCR en el control de la inflación.
“Es una institución referencial no solo en el país sino a nivel internacional, se ha conducido muy bien y ha tenido éxito en controlar la inflación. En los últimos 24 años la inflación ha promediado 3% anual, muy similar a la de Estados Unidos, eso es importante destacar”, dijo.
Del mismo modo, el economista Jimmy Astocóndor, docente de Pacífico Business School, destaca que las Reservas Internacionales Netas (RIN) del país que hoy representan el 30% del PBI, “brindan un respaldo sólido a nuestra moneda y contribuyen a la estabilidad financiera del Perú”.
Por su parte, el gerente de Estudios Económicos de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), Alberto Morisaki, agrega que la fortaleza de la moneda peruana está sustentada por el mayor ingreso de divisas al país a través del crecimiento de las exportaciones que permiten acumular un nivel significativo de las RIN.
“Estos factores referidos junto a un manejo fiscal responsable han permitido que hoy el país goce del grado de inversión de diversas calificadores internacionales, lo que otorga un sello de confianza a la economía peruana, y por ende a la moneda local”, señaló Morisaki en el informe elaborado por la agencia Andina.
Ahorrar en soles o en dólares: ¿qué me conviene?
El economista Jimmy Astocóndor recomienda en el citado informe que ahorrar en soles “es seguro y conveniente por la estabilidad de la moneda y las buenas políticas del banco central“. “Para horizontes de corto y mediano plazo, es favorable ahorrar en soles“, precisa.
Por su parte, Morisaki, señaló que la moneda en que se ahorra, debería “estar amarrado” al uso que se le quiera dar al mismo. Por ejemplo, si es para estudios en el exterior, cuyo costo está en dólares, el ahorro debe estar en dólares. En cambio, si las metas son locales, ahorrar en soles puede ser una buena opción porque se ahorra en la moneda en la que se recibe los ingresos y se evita el riesgo cambiario.
Respecto a si es una buena alternativa a que los ciudadanos de países vecinos como Bolivia continúen comprando soles como activo refugio, van diferentes comentarios.
“Debido a la estabilidad de nuestra moneda, los bolivianos optaron por refugiarse en una moneda fuerte que les permita preservar sus ahorros y patrimonio. Es una buena opción, sin embargo, lo ideal sería que se opte por un mix de activos de refugio considerando también el dólar. Cabe resaltar que el fenómeno que ocurre en Bolivia es principalmente por la escasez del dólar”, manifestó Astocóndor a la agencia Andina.
“En el corto plazo puede considerarse como buena alternativa ya que el sol peruano se presenta como una moneda fuerte en comparación con las demás monedas de la región, entre ellas el peso boliviano. Considerando además la cercanía y los fuertes lazos comerciales, principalmente entre los lugares limítrofes de ambos países, resulta hasta prudente que los ciudadanos opten por refugiarse en el sol peruano en un contexto en el que su moneda ha tenido una pérdida de valor importante”, comentó Morisaki.
¿Qué le espera al dólar al cierre del 2024 y durante el 2025?
De acuerdo con la última encuesta macroeconómica del Banco Central de Reserva -del 31 de octubre de este año- que realiza a analistas económicos, empresas del sistema financiero y empresas no financieras, la expectativa de tipo de cambio para el cierre del 2024 se ubica en un rango de 3.75 soles a 3.77 soles por dólar.
Para finales del 2025, las previsiones de los agentes encuestados por el ente emisor se ubican entre 3.77 soles y 3.80 soles por dólar, mientras que para el cierre del 2026 los tres grupos de encuestados coinciden en un tipo de cambio de 3.80 soles por cada moneda estadounidense.
Por su parte, Hugo Perea, del BBVA Research, indicó que “hasta antes de las elecciones en Estados Unidos, teníamos un tipo de cambio para el cierre del presente año, en un rango entre 3.70 y 3.80 soles y para el próximo entre 3.65 y 3.75 soles”.
“El entorno está algo volátil ahora mismo y todavía hay un poco de dudas sobre lo que la nueva administración del electo presidente Donald Trump, pueda eventualmente implementar, hay expectativas en el mercado de si la retórica que uso en las elecciones efectivamente se va a implementar, por el momento mantenemos las previsiones entre 3.70 y 3.80 para el cierre del presente año, pero nos mantenemos atentos para los acontecimientos que podrían venir las próximas semanas, cuando tengamos más claridad acerca de la política económica que va a instaurar la nueva administración en Estados Unidos”, indicó Perea en declaraciones que recoge la agencia Andina.
Para el economista Jimmy Astocóndor, la moneda peruana continuará siendo una de las más fuertes en la región, ya que, según explica en el citado informe, “mientras se mantenga la disciplina fiscal y la buena política monetaria, todo indicaría que el sol continúe siendo una de las divisas más confiables de la región y, sin duda alguna, la estabilidad del sol es clave para mantener un ambiente favorable para la inversión en Perú“.
Por su parte, el economista Morisaki señala que “están dadas las condiciones para que la moneda peruana se mantenga como una de las monedas más estables de la región, ya que se cuenta con una autoridad monetaria de manejo eficiente y un nivel de reservas internacionales con la capacidad suficiente para atender cualquier eventual contratiempo”.