Rebaja de calificación crediticia

David Tuesta: Rebaja de calificación crediticia por parte de S&P ha retrocedido 13 años al Perú

El exministro de Economía David Tuesta criticó a las autoridades luego de que el pasado 25 de abril, S&P Global Ratings anunciara que bajó su calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera a ‘BBB-’ de ‘BBB’ y en moneda local a ‘BBB’ de ‘BBB+’ de Perú.

La perspectiva de las calificaciones de largo plazo es estable, señala la agencia. Al mismo tiempo, bajaron su calificación soberana de corto plazo en moneda extranjera a ‘A-3’ de ‘A-2’ y confirmaron la calificación soberana de corto plazo en moneda local de ‘A-2’. También bajaron su evaluación de riesgo de transferencia y convertibilidad a ‘BBB+’ de ‘A-‘.

«Rebaja de calificación crediticia por parte de S&P nos ha retrocedido 13 años. Perú queda al borde de perder grado de inversión. La probabilidad de que otras clasificadoras hagan lo mismo pronto y que caída libre continúe es alta. La irresponsabilidad trae consecuencias», apuntó el exministro.

Escenario negativo y positivo

La perspectiva estable incorpora la expectativa de S&P de una recuperación moderada del PIB real, mientras que la deuda neta del gobierno general seguiría aumentando, aunque manteniéndose por debajo de 30% del PIB en 2024-2027. La agencia considera que la credibilidad de la política monetaria de Perú y su sólida posición externa seguirán siendo fortalezas para la calificación.

«Podríamos bajar las calificaciones durante los próximos dos años si se produce un cambio pronunciado en la política económica que precipite un mayor deterioro de la confianza de los inversionistas y de las expectativas de crecimiento. Bajo este escenario, un menor crecimiento podría presionar los déficits fiscales y acelerar el aumento de la carga de deuda», explican.

En cuanto al escenario positivo, S&P indica que podría subir las calificaciones en los próximos dos años si condiciones políticas estables respaldan la ejecución eficaz de las políticas que impulsen la inversión y las expectativas decrecimiento económico. En este escenario, también esperarían una trayectoria de la deuda moderadamente estable.

Fundamento de esta decisión

La agencia espera que el complejo panorama político de Perú persista en el periodo previo a las próximas elecciones presidenciales y del congreso. Esto, a su vez, limita la capacidad del gobierno para aplicar políticas más oportunas que impulsen la inversión y las expectativas de crecimiento económico. La persistente incertidumbre política supone un costo de oportunidad para el crecimiento, a pesar de los precios favorables del cobre.

Un crecimiento moderado, especialmente en términos per cápita, limitará la mejora de las condiciones socioeconómicas de Perú. El país ya tiene niveles de ingresos más bajos que muchos de sus pares en la región y con calificación similar. Un crecimiento moderado también limita la resiliencia para hacer frente a nuevos eventos adversos.

Las calificaciones de S&P también incorporan los limitados desequilibrios fiscales y externos de Perú y una carga de deuda pública que se mantiene baja, aunque con una composición más vulnerable en comparación con el periodo previo a la pandemia.

«La debilidad del gobierno socava expectativas de crecimiento»

  • Consideramos que la limitada gobernabilidad y la incertidumbre política reducen la previsibilidad de las políticas, lo que limita la inversión y el crecimiento potencial.
  • Proyectamos una recuperación con un crecimiento de 2.7% en 2024, debido a una inversión moderada.
  • Los favorables precios y demanda de cobre deberían contribuir al crecimiento en el mediano plazo, pero más allá de eso, el crecimiento dependerá de mantener la confianza de los inversionistas.

El muy bajo respaldo popular tanto al Ejecutivo como al Congreso, junto con la muy alta fragmentación política y la falta de partidos políticos fuertes en Perú, pone de relieve la incertidumbre de sus instituciones políticas. La falta de consenso político sigue impidiendo la adopción de políticas destinadas a reconstruir importantes colchones que se perdieron a causa de la pandemia y las crisis económicas posteriores, como el ahorro en pensiones y el aumento de la carga de deuda del gobierno (a pesar de mantenerse en niveles relativamente bajos).

Las instituciones económicas, aún fuertes, han sido capaces de impedir un cambio radical de las políticas a pesar de los numerosos cambios presidenciales en los últimos seis años, pero la incertidumbre política erosionó la confianza empresarial y el crecimiento económico.

Como resultado, S&P espera una recuperación económica gradual tras los impactos sociales y meteorológicos de 2023, que provocaron una contracción económica de 0.6%. Este escenario base supone un crecimiento de 2.7% en 2024, con una recuperación moderada de la inversión. La disipación del fenómeno de El Niño permitirá la recuperación de la pesca, la agricultura y la manufactura primaria, mientras que una inflación y tasas de interés más bajas ofrecerán mejores condiciones para el consumo y la inversión.

Además, se espera que los precios de los metales se mantengan como un factor externo favorable para Perú, y que contribuya al crecimiento a mediano plazo. Los precios del cobre se mantienen por encima de su promedio histórico. A pesar de los cambios en los patrones de demanda, consideran que los precios actuales están cerca de los mínimos, teniendo en cuenta el crecimiento previsto de la infraestructura de energías renovables, la industria de vehículos eléctricos y la inflación de los costos.

Cabe destacar que el puerto de Chancay, una inversión de US$1,300 millones (en la primera etapa) que se espera concluya a fines de 2024, sería un nuevo centro de negocios en América Latina que, junto con los desarrollos industriales esperados, podría ser positivo para el comercio y para el crecimiento en general en el futuro. Una mejor infraestructura complementaria será necesaria para aumentar su relevancia en la región de manera más amplia, aunque esto podría avanzar lentamente. Por esto, esperan que el crecimiento del PIB tenga una tendencia de 3.1% en 2025-2027, y que el ingreso per cápita aumente a US$8,700 para 2027, cifra inferior a la de sus pares en la región y con calificaciones similares.

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